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Observar a carabinero Rafael Gómez es para muchos habitantes de zonas rurales como encontrarse con un viejo amigo que, como ellos, conoce sus necesidades y trabaja hombro a hombro con los campesinos: en la resolución de conflictos, en los problemas de inseguridad y en las tradicionales mingas comunitarias.
Nacido en la Guajira, en una ranchería, conoce de cerca las necesidades de una familia que como la suya requiere contar con el apoyo de los entes gubernamentales y de una institución preocupada por su gente sin importar si vive en la ciudad o en el campo.
Con 13 años trabajando en la Policía Nacional este guajiro se declara enamorado de su profesión y de esta tierra nariñense de quien se considera un hijo adoptivo. Desde muy joven se despertó su necesidad de prestar un servicio que ofrezca resultados a su comunidad, por ello decidió enlistarse como candidato a Patrullero e ingresa a la Escuela de Policía Antonio Nariño, sin imaginarse siquiera que un año después sería trasladado al otro extremo de Colombia.
Su temple hizo que el año en la escuela fuera fácil, se graduó con honores razón que le valió ser llamado a incorporarse al curso de Carabinero. Como Patrullero fue trasladado hasta el departamento de Nariño donde fue asignado al servicio de Vigilancia. Sin olvidar su anhelo de servir a su comunidad, donde fuere, y buscando la manera de acercarse a la población rural solicita a sus superiores tomar el curso de Guía Canino.
Su amor por los animales hace que este carabinero se baje del caballo y ande a pie con su perro y se le ocurre que podría adiestrar a los canes citadinos que las familias quisieran donar para el servicio de la Policía Nacional, nace el Escuadrón Canino del Departamento de Policía Nariño que presta un importante servicio en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. No contento con esto piensa que el Escuadrón Canino podría dar exhibiciones, como una forma efectiva de llevar el mensaje de la Policía Nacional a todos los rincones de Nariño, y con 6 perros empieza la función.
La aceptación inmediata especialmente entre los pequeños le sirvió de base para adoctrinar en temas de prevención a los miles de espectadores que en más de una década han visto su espectáculo. “Entretenimiento con contenido”, como afirma el subintendente Gómez, mismo que le ha sido de mucha utilidad en la socialización del nuevo Código de Policía y Convivencia en el área rural.
El Código de Policía es para el como: “volver a enseñar el manual de urbanidad de Carreño, actualizado y mejorado para que nuestras comunidades vivan en Paz”. Su actuación ha calado muy bien y los resultados son claramente notorios. Ningún campesino niño o adulto que ha recibido clases de él atentaría contra alguno de los principios contenidos en este manual.
Sus superiores le han ofrecido trasladarlo a otras latitudes, él dice que es un convencido de su amor por la tierra nariñense y que su semilla está creciendo y que no puede ni debe abandonar su trabajo. “Mi oficina es el cielo abierto, mi vocación es el campo, mi recompensa la alegría de mi gente, mi vocación ser policía y mi legado son mi Carabineritos junto a sus perros, que más le puedo pedir a Dios” concluye el señor Subintendente Rafael Gómez.